viernes, 3 de octubre de 2008

Sociedades secretas

Recientemente ha caído en mis manos una novela histórica. En pocos años ha habido un verdadero aluvión de novelas que versan sobre los cruzados, entremezclándose con otros temas atrayentes, semi esotéricos y oscuros que nos atraen irremediablemente. Masonería, Iluminati, Templarios, Hermandad de la Santa Fe, Cagots, Fraternitas Saturni, Priorato de Sión, Martinistas, Ilustrados de Bulgari y un largo etcétera llegando hasta la sociedad de Thule, la Germanenorden y la Anhenerbe nazi o las más recientes, como Skull and Bones, Apóstoles de Cambridge,Wolf’s head y el más influyente, el Grupo Bilderberg. Todas tienen en común el ser sociedades secretas que guardan tesoros y verdades que podría esclarecer el misterio del mundo, su razón de ser y el contacto con el principio de todo, con el Gran Demiurgo. Pero lo que me atrae, y al mismo tiempo me horroriza, realmente de todas estas publicaciones, no es el conocimiento de la existencia de estas organizaciones, ni tan siquiera los misterios que aseguran desvelar, ( en realidad no desvelan nada, sólo presumen y enumeran acontecimientos, creyendo que están dando claves fundamentales para derribar instituciones, sin intentar conservar los valores positivos de cada una de ellas, que por supuesto las tienen ), sino el comprobar que durante siglos, la humanidad se ha dedicado fervientemente ha destrozarse los unos a los otros con una ferocidad atroz y a excluirse formando grupúsculos conspirativos, privilegiados que enarbolando la filantropía como enseña, realizan justamente lo contrario. El libro que me abrió los ojos fue el que escribió ya hace unos años, en 1983, el escritor libanés Amin Maalouf, (أمين معلوف), su título me atrajo ya de por sí “Las cruzadas vistas por los árabes”.
Hasta entonces la visión de las cruzadas siempre se había contemplado desde la vertiente cristiana, desde una visión partidista en la que nos presentaban a unos entregados soldados de Cristo con una fé ciega en la resurrección de sus almas y en la denodada entrega de su vida por conseguir alcanzar y preservar Jerusalén y todas sus tierras adyacentes de las manos de los infieles. Cuando leí las escenas que Maalouf describía, quedé estupefacto. Los agarenos, sarracenos, musulmanes o como quiera que les llamen a los seguidores del profeta Mahoma, sintieron pavor al comprobar que aquellos Frany, los Francos como les llamaban, con su tez rubicunda, sus rubias cabelleras y sus primitivas costumbres, asolaban y destrozaban sus tierras, violaban a sus mujeres y devoraban a sus hijos, previamente asesinados de múltiples formas, a cual más horrorosa, invocando al altísimo y a una fe que, curiosamente, tenía muchos puntos de encuentro con la suya.
Deberíamos tomar todas estas novelas sólo como ficción y entretenimiento, no como oráculos donde encontrar respuestas. Es necesario tener una visión global de la historia, comprender por que se dieron ciertos hechos y las consecuencias en las que derivaron, pero nunca hacer leña del arbol caído o todavía vivo pero con ramas muertas. Las iras y los resentimientos deberían ir orientadas hacia lo más odioso de la humanidad, el ansia de poder y riqueza, que es realmente lo que persiguen todas estas asociaciones exclusivas y misantrópicas, por mucho que promulguen lo contrario.
Aún con todo, todos estos mundos que se describen, son interesantes, pero repito deben ser vistos en su globalidad, es la humanidad en esencia la que promueve tanto lo positivo como lo más negativo, y es nuestro deber luchar en la medida de nuestras posibilidades a estos grupos que estigmatizan la sociedad, pero siempre desde un punto de vista positivo. Todos ellos tienen ideas acertadas y puntos comunes de encuentro que deben ser conservados, sólo lo podrido debe ser extirpado, renovar lo insano.

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